El problema viene porque a los árboles, en lugar de hacerles una Poda de Mantenimiento regular cada poco tiempo (cada 2, 3 ó 4 años), que es lo deseable, se los abandona completamente y llega un momento en el que presentan un volumen muy grande y un ramaje denso. Entonces se recurre a terciar o desmochar las ramas. De un plumazo, en una mañana se reduce el volumen excesivo y se acaba con el enmarañamiento.
¿Cómo prevenir y evitar estas podas?
• Elige la especie arbórea según el espacio de que dispongas. Se debe escoger un árbol que cuando sea adulto tenga un tamaño adecuado al espacio disponible. Por ejemplo, si se planta un Plátano en una calle estrecha, obligará a estar continuamente podando para controlar el crecimiento de este árbol tan enorme. Por tanto, conoce antes de plantar si esa especie es de adulta grande, mediana o pequeña y si tendrá sitio suficiente.
• No plantes muy juntos unos de otros para evitar que las copas de los árboles se estorben y ello produzca un mal crecimiento de sus ramas.
• Mantén los árboles fuertes y sanos. Un arbol plantado en condiciones medianamente óptimas tiene un desarrollo equilibrado y necesitará menos poda. Para esto:
- Plantación con preparación del suelo (enmiendas, abonado, aporte de tierra vegetal,...) y un hoyo grande (en las ciudades cada vez los alcorques son más pequeños).
- Riega y abona para mantenerlos vigorosos.
- Vigila posibles plagas y enfermedades y realiza los tratamientos fitosanitarios correspondientes.
Con estas premisas, sólo quedará NO descuidar la Poda de Mantenimiento cada 2, 3 ó 4 años. Ideal sería dar un ligero repaso cada año, aunque no es imprescindible. Ahora bien, si por querer evitar costos (en jardines públicos) o trabajo (en jardines privados) no se "tocan" durante muchos años, llegará el enmarañamiento y la copa sobrecrecida. Si se llega a esta situación también hay alternativa a las podas drásticas (están explicadas en el artículo de Poda de Mantenimiento): el aclareo de ramas y la reducción de copa. Sin embargo, en la práctica, con frecuencia vemos que se recurre por desconocimiento, por comodidad o por no poder encontrar podadores cualificados, a la motosierra y a la poda salvaje.
Hacer una reducción de copa como se explica en el mencionado artículo de la Poda de Mantenimiento, precisa su tiempo. Hay que trepar por las ramas e ir podando unas ramas sí y otras no, a lo largo quizás de una mañana entera para podar un sólo árbol (depende de lo grande que sea). Además hay que tener más idea del tema y los buenos podadores escasean. Por contra, las podas severas son muy fáciles de hacer: motosierra en mano y a talar todas las ramas gordas sin más contemplaciones echando abajo la copa entera que hubo que formar en su día (Poda de Formación).
El terciado o el desmochado son un mal menor a los que sólo se debería recurrir en casos muy concretos, como por ejemplo:
• Ramas que están secas. Una rama seca o una parte completa de un árbol no sirve para nada. Se elimina.
• Ramas grandes que tienen un evidente riesgo de rotura. Hay que suprimirlas.
• Para suprimir ramas muy atacadas por plagas o enfermedades. Un caso: los Olmos infectados por el hongo que produce la enfermedad mortal llamada Grafiosis, se podan las ramas afectadas, aunque sean de grueso calibre, con el fin de que no se extienda el mal al resto del árbol.
• Árboles decrépitos muy débiles y estropeados que, antes de talarlos, se puede intentar vigorizar con una poda fuerte.
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